Jugó la selección y en Inglaterra volvió a surgir el debate: ¿tiene Hodgson verdaderos problemas para encontrar buenos futbolistas o es culpa del exceso de extranjeros en la Premier League? Pero, ¿siempre fue así? Veamos algunos datos que, con toda seguridad, sorprenderán a más de uno.
Por increíble que parezca, no fue hasta 1978 cuando se permitió de forma generalizada que los jugadores extranjeros compitieran en la liga inglesa. Las autoridades británicas se vieron entonces obligadas a cumplir con el ‘Tratado de Roma’, que garantizaba la libre circulación de personas dentro de la Comunidad Europea.
¿Y qué pasaba antes? La mayoría de los extranjeros que jugaban en Inglaterra eran ciudadanos de la Commonwealth, que podían trabajar en el Reino Unido sin permisos especiales, o bien futbolistas amateurs, especialmente de Escandinavia. Destacan casos como el del danés Nils Middelboe, que jugó nueve años en el Chelsea (1913-1922), o el sueco Hans Jeppson, delantero del Charlton en la temporada 1950/51.
Durante el período de entreguerras, el Parlamento británico impuso duras restricciones a la contratación de jugadores extranjeros. Tras la Segunda Guerra Mundial, el gobierno flexibilizó esas condiciones, permitiendo que algunos futbolistas foráneos, que se encontraban en servicio en el país, jugaran en clubes de la liga.
Uno de los casos más emblemáticos fue el del portero alemán Bert Trautmann, ex paracaidista de la Luftwaffe. Después de salir de un campo de prisioneros en 1949, fichó por el Manchester City. En 1956 ganó la FA Cup y ese mismo año la Asociación de Escritores de Fútbol en Inglaterra lo eligió Futbolista del Año.
Pese a excepciones como la suya, las restricciones volvieron a endurecerse con el paso del tiempo. El israelí Mordechai Spiegler, figura del Mundial de 1970, no pudo fichar por el West Ham. Tampoco el Stoke City logró incorporar al argentino Carlos Babington, pese a que tenía ascendencia inglesa.
Como ya se mencionó, la verdadera apertura llegó en 1978, impulsada por la normativa europea. Inglaterra, como otros países, permitió entonces que los clubes ficharan hasta dos jugadores extranjeros. En la isla, los pioneros fueron tres argentinos: Osvaldo Ardiles y Ricardo Villa, que recalaban en el Tottenham, y Alex Sabella, que firmaba con el Sheffield United. Incluso se intentó fichar a un jovencísimo Diego Maradona, pero el ‘Pelusa’, con apenas 17 años, terminó quedándose en Argentina.
La Federación endureció las condiciones de contratación, exigiendo que los jugadores fueran internacionales. ¿El objetivo? Evitar situaciones como la de Sabella, quien llegó al Sheffield United sin haber debutado con su selección.
Aun así, los extranjeros comenzaron a dejar huella. Ardiles y Villa fueron los primeros sudamericanos en ganar una FA Cup, en 1981. El Tottenham venció 3-2 al Manchester City en la final, con un doblete inolvidable de Villa.
Ese mismo año, los daneses Arnold Mühren y Frans Thijssen conquistaron la Copa de la UEFA con el Ipswich Town. También en aquella época, Jan Mølby, defensa danés del Liverpool, fue el único extranjero en ganar la liga en 1986.
Sin embargo, la tragedia de Heysel en 1985 y la posterior exclusión de los clubes ingleses de las competiciones europeas frenaron en seco la llegada de foráneos. No fue hasta la irrupción del francés Eric Cantona -y, poco después, del danés Peter Schmeichel- que los extranjeros volvieron a marcar una era en el fútbol inglés.
Cantona fue elegido jugador del año en 1996. A partir de ahí, los futbolistas extranjeros dominaron el premio FWA Footballer of the Year durante cinco años seguidos: Jürgen Klinsmann, Gianfranco Zola, Dennis Bergkamp y David Ginola fueron reconocidos por su impacto en la liga.
Tras la aplicación de la Ley Bosman, el número de extranjeros en la Premier League creció de forma notable. Un claro ejemplo fue el Arsenal de Arsène Wenger, construido casi íntegramente con jugadores foráneos: Lehmann (Alemania), Lauren (Camerún), Kolo Touré (Costa de Marfil), Ljungberg (Suecia), Vieira (Francia), Gilberto Silva (Brasil), Pires (Francia), Bergkamp (Países Bajos) y Henry (Francia).
Pero fue el Chelsea quien rompió una barrera simbólica. En el Boxing Day de 1999, se convirtió en el primer equipo en la historia del fútbol inglés en alinear un once inicial compuesto únicamente por jugadores extranjeros.
Hoy en día, la política de los clubes ingleses va más allá. Ya no se trata solo de fichar figuras, sino de reclutar jóvenes talentos extranjeros y formarlos desde la base. En la actualidad, es raro ver equipos en la Premier League con más del 50% de jugadores ingleses en el once inicial. Esta es una de las razones que esgrimen muchos políticos británicos para justificar los fracasos recurrentes de la selección nacional en los grandes torneos.
El proceso parece imparable. Ni siquiera la política logra frenar el desembarco continuo de futbolistas extranjeros en Inglaterra.
La Premier es cada vez más global y menos local. Es un producto exportado a todos los rincones del planeta, con jugadores de casi todos los países donde se ve.
Este debate, sin duda, volverá a la mesa justo después de la próxima decepción de Inglaterra en una gran cita. Mientras tanto, solo queda disfrutar del espectáculo y de ese crisol de talentos que, semana tras semana, hacen de la Premier League la mejor liga del mundo.
✍️ Raúl Sánchez
🗓️ (13/09/2015)

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